El trabajo híbrido, que mezcla el trabajo presencial y el trabajo a distancia, es muy popular en Francia. Pero… ¿tiene el mismo significado para los empresarios y para los trabajadores?
Lo dice un estudio de Atlassian publicado a finales del año pasado: Francia es la campeona mundial del trabajo híbrido. Nada menos que el 68% de los encuestados afirma haber adoptado ya esta forma de organización, lo que sitúa a Francia en el primer escalón del podio, seguida de India (58%) y Japón (55%). Actualmente, el 37% de los empleados franceses cree que el trabajo híbrido puede beneficiar tanto al individuo como a la empresa en su conjunto.
Pero tanto si se trata de oficinas híbridas como de puestos de trabajo en parte o totalmente remotos, la cosa está clara: las formas de organización de ayer ya no son pertinentes. La transformación actual no permitirá ningún retroceso. Así lo demuestra una encuesta de OpinionWay realizada para Slack a finales de 2021. Según la encuesta, el 54% de los trabajadores de oficina lo hacen a distancia, al menos parcialmente, desde septiembre de 2021. Y el 79% de las grandes empresas francesas ofrecen modalidades de trabajo flexibles, con una fuerte dosis de teletrabajo que varía de dos a tres días por semana. "El 62% de los encuestados considera que la jornada tradicional en la oficina de 9 a 17 horas es un modelo que ya no es adecuado", señala Gabriel Frasconi, director general de Slack Francia.
¿Lo mejor de los dos?
Para el empleado francés, el trabajo híbrido parece representar hoy la fórmula más adecuada. Aprecia la mejor calidad de vida que le ofrece el teletrabajo al ahorrarle, por ejemplo, el estrés de los transportes. Por otra parte, los días en la oficina le permiten mantener los vínculos sociales con sus colegas y contribuyen a una forma de continuidad en términos de cultura empresarial.
Además, según la encuesta de Slack, el 56% de los empleados afirma que el trabajo híbrido ha reforzado su apego a la empresa. Esto es importante a la hora de considerar la retención del talento, sobre todo en un contexto en el que el fenómeno de la Gran Renuncia, tras comenzar en Estados Unidos, se está convirtiendo en una realidad mundial.
Pero, ¿es realmente suficiente ofrecer esta forma mixta de organización para evitar que los empleados se vayan a otro sitio a ver si la hierba es más verde? Analizar esta cuestión es preguntarse qué subyace en la demanda de trabajo híbrido. ¿Qué quieren realmente los empleados?
Para los empleados, trabajo híbrido = flexibilidad
La respuesta se encuentra en una palabra: flexibilidad. Los empleados de la empresa no sólo quieren poder trabajar algunos días a la semana desde el lugar que elijan, sino que también quieren determinar qué días quieren trabajar. La encuesta EY 2021 "Work Reimagined Employee Survey" lo dice todo, y las cifras son impresionantes. Nada menos que el 90% de los empleados encuestados afirman que deberían poder elegir cuándo y desde dónde trabajar.
En concreto, los más propensos a permanecer en su actual empleo son los baby boomers, las personas que llevan más de 10 años en su trabajo y los funcionarios. Por el contrario, los los millennials tienen el doble de probabilidades que los baby boomers de dejar su trabajo si éste ya no les satisface. De ahí la idea de que si una empresa quiere ganar la guerra por el talento - y así conseguir contratar a los mejores y retenerlos - , debe responder a sus deseos.
Sin embargo, en la actualidad, aunque se esté negociando, sigue siendo la dirección de las empresas la que impone mayoritariamente las jornadas laborales. No es nada seguro que esto convenga a los empleados. A medida que la demanda de flexibilidad se vaya convirtiendo en una cuestión central, incluso esencial, esta situación podría cambiar. La demanda de una oficina híbrida podría ser sustituida, en un plazo más corto de lo que parece, por una creciente demanda de trabajos totalmente a distancia. ¿No es, después de todo, el camino del futuro?