De vuelta a su puesto de trabajo, se sienta frente a su computadora, completamente pasivo. Sus ojos vagan en el vacío. En su cabeza, los pensamientos chocan, pero finalmente todos se reducen a lo mismo: "¿Qué estoy haciendo aquí?" ". ¿Acaso siente nostalgia de unas vacaciones que siempre pasan demasiado rápido? ¿Le apetece un último baño de sol junto al mar? No, no es eso. Usted ya estaba así antes de irse, hace dos meses, hace 6 meses y hace un año o más. ¿Y si fuera víctima de un brown-out?
Ni burn-out, ni bore-out, el brown-out puede definirse como la continua desvinculación de los individuos en el trabajo por tener que realizar misiones que les parecen desprovistas de sentido. La noción está estrechamente vinculada al concepto de "trabajos de mierda " definido en 2013 por el antropólogo David Graeber en su libro homónimo.
Brown-out: una plaga generalizada
A diferencia del burn-out, que es un estado repentino de agotamiento temporal, el brown-out puede tener efectos duraderos en la vida profesional y personal. Además, es mucho más común en el trabajo. En un estudio (2016) realizado por la empresa americana de coaching Corporate Balance Concepts, alrededor del 5% de los 1.000 ejecutivos encuestados sufría burn-out, mientras que el 40% padecía brow- nout. En Francia, una encuesta sobre el sentido del trabajo realizada en 2019 por Kantar TNS para Randstad, reveló que el 18% de los franceses sienten que tienen un trabajo "inútil". El 23% estaba listo para iniciar su propio negocio y el 20% para "cambiar radicalmente" su trabajo.
Las causas de la aparición del síndrome del brown-out no deben buscarse muy lejos. El principal culpable: la reciente evolución de los modelos de organización del trabajo. Desde hace más de una década, un clima económico cada vez más difícil ha llevado a las empresas a reducir sus plantillas, dando como resultado un aumento considerable de la carga de trabajo por empleado. Esto ha implicado un aumento de las tareas estandarizadas en todos los niveles de la empresa, lo que ha llevado a una reducción del tiempo de descanso o de intercambio de ideas. La multiplicación de actividades diarias formateadas, que consumen mucho tiempo y son de escaso valor, ha llevado inevitablemente a vaciar de sentido el trabajo. No es de extrañar entonces que tanto los empleados como los ejecutivos terminen desentendiéndose emocionalmente de las tareas que se les asignan. Esta falta de sentido contradice la primera Ley de bienestar en el trabajo: "Para estar bien, debes sentirte útil".
Brown-out: conocer las señales de advertencia
Concretamente, no siempre es fácil detectar un brown-out. Sin embargo, hay ciertas señales que deberían alertarnos:
- el cansancio recurrente
- el sentimiento de inutilidad
- la pérdida gradual de interés en su trabajo
- la acumulación de excusas para escabullirse
- la famosa pregunta: "¿Por qué estoy aquí?"
Hoy en día, más que el dinero, la búsqueda de sentido dicta las prioridades de los solicitantes de empleo, en particular los de las generaciones Y y Z. Por lo tanto los candidatos examinarán con detalle la cultura de la empresa en la que van a solicitar un empleo. La empresa debe ofrecer regularmente reconocimiento a los empleados, darles un sentido real de la importancia de las misiones que se les confían en relación con los objetivos estratégicos de la organización, lograr crear un fuerte sentido de comunidad y fomentar el aprendizaje continuo, todo ello con el fin de dotar al trabajo de sentido.
Darle un sentido al trabajo: una obligación
De ahora en adelante, encontrarle un sentido al trabajo ya no es solo una posibilidad, es un imperativo. Es hora de decir no a los trabajos inútiles. Tengas 25, 30 o 55 años, nunca es demasiado tarde para cambiar. Encontrar el trabajo de tus sueños no es una tarea imposible. Hoy en día, existen soluciones. Entonces, ¿por qué no recurres a ellas?