¿Cuántos de vosotros deseáis encontrar el trabajo soñado? Imaginamos que muchos. La mayoría aspira a cumplir un rol que sea financiera y emocionalmente satisfactorio, además de tener impacto social. Solo aquellos que descubren su vocación son capaces de alinear esos tres objetivos para alcanzar el equilibrio personal y laboral.
Las personas guiadas por su vocación encuentran su propósito de vida. Por ello están en armonía con su entorno. Solamente con mirarlas podemos notar la satisfacción que les produce realizar sus tareas, así como el grado de concentración para alcanzar la excelencia y la sensación de placer al lograr sus objetivos. En estos casos, el trabajo y el estilo de vida tienen una relación estrecha.
Al hablar del campo laboral, es importante diferenciar entre vocación, trabajo y carrera. El trabajo proporciona el salario y, en algunos casos, beneficios sociales. La carrera igualmente permite ganar un salario, pero con la motivación de ascender en la profesión escogida. Mientras que la vocación es la conexión emocional con el trabajo que impulsa a las personas a ser más apasionadas, a esforzarse por más tiempo para contribuir con una causa. Los que pertenecen a este grupo están más satisfechos con su situación profesional.
Alinear los valores personales con los laborales es un paso importante para conocer tu vocación. Para que la persona sienta que cumple una misión trascendente con sus labores debe hacer que sus pasiones y habilidades se complementen con su profesión y remuneración, y que, finalmente, esa labor tenga peso en la sociedad.
Experimentar el trabajo desde la perspectiva de la vocación es lo que todos soñamos.
Aquí presentaremos algunas señales que indican que las personas han descubierto su vocación.
¿Cómo saber si encontraste tu vocación?
La vocación representa la esencia de las personas. En la mayoría de los casos, descubrirla es un proceso que lleva tiempo, pero quienes alcanzan ese propósito poseen estos rasgos:
- No se sienten como si estuvieran trabajando. El trabajo es una forma de vivir, es el estilo de vida que desean. Los que están en este plano difícilmente pueden distinguir entre labores, hobby y vida. En todo lo que hacen, persiguen constantemente su visión de una vida plena.
- Están alineados con sus valores fundamentales. Sus actividades son una extensión de sus creencias. Viven en plenitud porque lo que hacen está en armonía con lo que son. Todos los días trabajan para construir el mundo que imaginan.
- Están dispuestos a sufrir. No temen a los desafíos y son capaces de soportar dificultades, rechazo y sacrificio. Estos obstáculos los motivan para mejorar. De hecho, ven el dolor y la incomodidad a corto plazo como oportunidades tremendas para el aprendizaje.
- No miran el reloj. Están tan inmersos en sus tareas que no prestan atención al paso del tiempo. En muchos casos, es al inicio de la tarde cuando se dan cuenta que han pasado cinco horas sin ver el reloj. Su instinto les dicta que tienen que seguir creando, incluso fuera de su horario de trabajo.
- Investigación y capacitación autónoma. Se esfuerzan para estudiar cursos o carreras vinculadas a su área. Actualizan sus conocimientos y quieren saber cada día más. Su curiosidad no tiene límites, por eso más allá de masters y posgrados están sedientos por leer artículos.
- El compromiso es un honor. Cuando descubren que su vida y el trabajo están entrelazados, se comprometen fácilmente. No dudan y tanto su corazón como su mente dicen “sí” a cada reto profesional.
- Caen exhaustos y están listos para el día siguiente. Van a la cama complacidos por los objetivos logrados en la jornada laboral. Sin importar lo cansados que estén, piensan en cómo afrontar las metas al día siguiente.
- El éxito profesional. Si sientes pasión por tu trabajo y eres bueno cumpliendo los objetivos, existe una gran probabilidad de que alcances el éxito. Más allá de la fama y el dinero, las personas llevadas por su vocación alcanzan sus objetivos, al mismo tiempo que sienten que ayudan a los demás y hacen una contribución a la sociedad.